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¿Cómo se puede conseguir la alegría?

Spinoza

La alegría es el paso del hombre de una menor perfección a una mayor.

 

Lee el siguiente cuento y responde la preguntas de la PAUTAS DE DIÁLOGO que están al final.

 

El Pequeño Abeto

Había una vez un pequeño abeto que era muy desgraciado porque, en medio de todos los árboles que tenían hojas verdes, el solo tenia agujas, y solo agujas… ¡ Como se quejaba!

- Todos mis amigos tienen hermosas hojas verdes; y yo solo tengo espinas… Quisiera tener todas mis hojas de oro.

A la mañana siguiente el pequeño abeto vio cumplido su deseo y amanecido todo cubierto de oro. En el bosque, los árboles lo comentaron:

- ¡El Pequeño abeto es todo de oro!

Un ladrón escucho lo que decían los árboles, espero a que llegara la noche, se adentro en el bosque con un saco y despojo al pequeño abeto de todas sus hojas de oro. A la mañana siguiente, el pequeño abeto se quejaba así:

- Ya no quiero más hojas de oro… vienen los ladrones y te dejan sin nada. Quisiera tener… quisiera tener mis hojas de cristal, que también brillan!

A la mañana siguiente su deseo se vio cumplido. Todos los árboles del bosque lo comentaron:

- ¡El pequeño abeto tiene sus hojas de cristal!

Pero. Al llegar la noche, se presentó la tormenta y un fuerte viento lo dejo completamente desnudo, sin que sus quejas le sirvieran de nada… A la mañana siguiente, al ver el destrozo, el pequeño abeto se puso a llorar.

- ¡Qué desgraciado soy! Otra vez estoy desnudo. Han robado mis hojas de oro y han roto mis hojas de cristal! Quisiera tener… ¡quisiera tener hermosas hojas verdes, como mis amigos!

A la mañana siguiente su deseo se vio cumplido y amaneció cubierto de hermosas hojas verdes, como sus amigos… Sus vecinos los árboles del bosque lo comentaron:

- ¡El pequeño abeto ya es como nosotros!

Pero la cabra salió de paseo con sus cabritos y al ver al pequeño abeto les dijo así:

- ¡Venid, niñitos míos! ¡Venid, hijos míos! Saboread esta comida y no dejéis nada.

Los cabritos se acercaron y en un instante lo devoraron todo. El pequeño abeto, al verse completamente desnudo y tiritando, se puso a llorar de nuevo como un niño:

- ¡Se lo han comido todo! Ya no me queda nada. He perdido mis hojas, mis hermosas hojas verdes, como mis hojas de cristal y mis hojas de oro. ¡Si al menos pudiera tener mis antiguas agujas…!

A la mañana siguiente, cuando se despertó, se encontró sus antiguas agujas y no supo qué decir. Ya nunca mas se quejo de ellas; se había curado de su orgullo. Y en el bosque se oyó a sus vecinos decir:

- ¡El pequeño abeto es como antes! ¡El pequeño abeto es como antes…

Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado.


 

PAUTAS DE DIÁLOGO

 

1. ¿Cómo eran las hojas del pequeño abeto? ¿Por qué crees que no le gustaban?


2. ¿Por qué no salían bien los deseos que formulaba el abeto?


3. ¿Crees que era bueno para el abeto compararse con los otros árboles? ¿Y para ti compararte con otras personas? Por qué?


4. ¿Cuando alcanza la alegría el pequeño abeto? ¿Por qué?


5. ¿Cuando tu te encuentras un contratiempo, te quejas? ¿Y qué haces después?


6. ¿Crees que para sentirse alegre hay que aceptarse? ¿Por qué?


7. ¿Que cualidades no valoraba el abeto de sí mismo?


8. ¿Crees que su juventud tiene algo que ver con cómo se sentía el abeto? ¿Por qué?


9. ¿De qué crees que depende la alegría después de haber leído la historia del abeto?

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